domingo, 3 de mayo de 2020

Acróstico

Estrello mis papeles contra un muro y
levanto una frontera con la vida.

Visiono fotogramas avejentados
unidos con cicatrices de acetona 
enredados en el óxido de las bovinas
llorando ascuas apagadas en la noche
oscureciendo un movimiento ya sin tiempo.

Detono la rabia contenida y rompo
el silencio obligado de la impotencia,
la contención serena de la esperanza.

Flota ondulando charcos
la borrosa sombra de mi cuerpo
amputada de mi andar y 
mi presente,
enajenada de los proyectos de los días,
negándose a avanzar tras de mis pasos
con la insolencia y la amargura,
obcecadas, de quien sabe que nada será igual.