lunes, 31 de octubre de 2011

Nadie podrá arrebatárnoslo...

Nadie podrá arrebatárnoslo:
Es nuestro el instante
en que tomaste prestados
de la estrellas
destellos de felicidad;
es nuestro
el momento en que me tiraste
sobre ellos
junto antes de
abrazarme y
besarme.

viernes, 21 de octubre de 2011

Mudanza.

He empezado a hacer limpieza general,
a tirar todas las cosas que no me sirven para nada,
empezando por las que más abultan
y no hacen sino coger polvo
y estorbar.
Pero tengo un problema:
Estoy demasiado gordo.
No quepo ni en la papelera que guarda mis versos.
Y no tengo ánimo para arrastrarme
al contenedor del reciclaje
de las sustancias peligrosas.

Quizá lo mejor fuera hacer una mudanza.
Sí,
eso es, una mudanza.

Nota mental:
No olvidar poner encima de mí un posit que diga
"esto no va".

sábado, 15 de octubre de 2011

En el fondo...

En el fondo
la mía
no es una poética sobre el amor,
ni una ensayística sobre la desobediencia;
sino una ética y una estética,
                           - ora en prosa,
                             ora en verso -
sobre la muerte,
sobre su aceptación,
sobre la preparación para ella,...
Es la exploración de las fronteras externas de los dominios donde todo es certeza y nada es cierto...
Y yo ya sé dónde reside la eternidad:
En

miércoles, 12 de octubre de 2011

Yo querría co-escribir dos nuevas biografías.


Yo querría co-escribir dos nuevas biografías
meciéndome en el vientre
de tu risa.

Y sendos libros de viajes
con las rutas de la piel
como protagonistas.

Y toda una geografía
de miradas
y caricias.

Y un manual para aprender
a no hacer frente
a las humedades.

Y un ensayo sobre el error
de no atreverse a errar.

O por lo menos algunas palabras breves,
sueltas,
incluso deslabazadas,...
para que nunca falte la adecuada
aún a riesgo de la inadecuada.

Y eso que sé,
de antemano,
que son incapaces de sustituir
a sonrisa,
               abrazo
                          o beso.

sábado, 8 de octubre de 2011

Cuerpo y mente.

Mi cuerpo toca la madrugada
con sobresalto.
Se crece sobre la oscuridad,
contra el camino,
desposeido de tu presencia,
                       tu calor,
                       tu respiración.
Suspira
a pasos lentos
y bucea en una marea humana
                       - pleamar a las ochoquince,
                         bajamar a las dosquince-
que naufraga entre palabras.
Aturdido
espera un tren que no termina
de llegar.
Y finalmente
traquetea
arrastrado por la locomotora,
despedazándose sobre los raíles,
hacia crepúsculos lejanos
y plenilunios de recuerdos.

Mi mente
toca la madrugada,
la ignora,
se gira
y te abraza.