El pasado 1 de Junio tuve el placer de participar
en la presentación del la antología de poemas de Whitman
"Yo soy el Poema de la Tierra"
leyendo el Canto del hacha.
El acto tuvo lugar en La Montaña Mágica de Cartagena
y de ese reencuentro con la obra de Walt Whitman surgen estos versos.
Yo
soy también un poema de la tierra
y me canto a mí mismo como te
canto a tí y a vosotras y a vosotros.
Y
desnudo mi cuerpo en busca de tu cuerpo, abriendo mis brazos cuando
abres tú los tuyos.
Y
os beso en los labios, compañeras, compañeros,
de la misma
manera que pongo flores en vuestra cabeza.
Y
canto al verbo nacer como nacemos lluvia, o hierba, o viento sur, o
mar;
aunque sea una mar cementeria, oscura, teñida de la
desesperación del otro.
Un verbo nacer que duele y ama y copula y
duerme y sueña estéticas sin territorio.
Por
eso canto a la nación sin fronteras, desentrañando de mi adentro la
extraterritorialidad; deteniendo los instantes de vida siquiera un
segundo.
Soy
Olmo enfermo, no Secuoya, que bebe de ríos muertos ya lejanos y
mantiene sus raíces en el aire...
pero reverdece con cada mirada,
cada caricia, cada conversación, cada lucha,
tornando manantial,
riachuelo, rambla, afluente, río, lago,
abriéndome en delta a
amores oceánicos.
Blando
un hacha que sólo corta el aire que os daña y ansía decapitar la
desfachatez de los poderosos.
Y
no tengo capitán, aunque sí destinos.
Mi
canto es para quienes no somos nada y lo somos todo.
Para esa masa
anónima, con todos sus rostros y sus voces y sus silencios y sus
sombras;
para ese todo, para toda esa humanidad, que aún tiene
que echar a andar.
No
estoy sólo aquí dentro sino ahí afuera también. Soy un poema más
de una tierra inhóspita.
Y
canto a la hospitalidad como rebeldía y a la insolencia como
afirmación de la vida.