viernes, 27 de enero de 2012

Maleta.

Maleta.
Según el diccionario de la RAE, especie de caja o cofre pequeño de cuero, lona u otras materias, que sirve para guardar en viajes o traslados ropa u otras cosas y se puede llevar a mano.
Con qué facilidad desaparece el cerco mágico de los nombres comunes.
Maleta.
La mía se pierde cuando cobija manuscritos también perdidos, relativos a pasajes no de geografías urbanas, que también, sino humanas...
Acompaña al eco de los pasos extraviados.
Y torna reencontrada repleta de negativos de instantáneas futuras.
Maleta.
Aparentemente no quepo en ella. Pero todo cuanto soy viaja dentro. Hacia esa forma de exilio que a veces es la dicha.
Maleta.

domingo, 22 de enero de 2012

Mi cuerpo hilvanado al tuyo.

Los días que me despierto
con mi cuerpo hilvanado al tuyo
termino odiando
el sistema métrico decimal,
empezando por cada
mílimetro
con que el quehacer diario
nos separa.

Aborrezco
incluso
algunas palabras
y conceptos.
Me enfrentaría a muerte,
por ejemplo,
con "distancia",
o con "tiempo".

Al final las ignoro,
de la misma manera que intento minimizar el espacio que nos separa
o los momentos que no estamos juntos.
Y me abrazo con fuerza a otros vocablos
y otras ideas:
"Posibilidad", "reencuentro", "entusiasmo",...
 

sábado, 14 de enero de 2012

El sol de enero...

El sol de enero se hace ventana
y entra en la habitación
enhebrando nuestras cinturas;
bañando en luz
el arrebato,
la desordenada caída,
la risa,
los besos...

Bajo el secreto de las horas
un diálogo de miradas
y caricias
se entrecruza con el tartamudeo
de una danza
húmeda y
sinuosa...

Entre el calor del caos
y la momentánea infinitud de la demencia,
el sabor de mil senderos
iluminados por las sombras...

Sólo después
el motor del tiempo nos enclaustra
en nuestro papel de náufragos,
perdidos
en el día a día,
a la búsqueda de la infancia de las flores...
 

miércoles, 11 de enero de 2012

Por lo público. Contra los recortes. Huelga de Hambre.


Una idea a estudiar (para aplicar).


No, no es un efecto de la resaca navideña; sino el fruto de conversaciones deshilvanadas aquí o allí, sea la rueda con que vamos y venimos de Calasparra, la guardia de recreo, una mani de otra cosa, o el final desordenado de una asamblea callejera,...

Tenemos un problema de movilización... como si lo que ya está aquí y lo que se nos viene encima no fuera lo suficientemente gordo como para obligarnos a preguntarnos, e intentar responder, a aquella vieja pregunta: ¿Qué hacer?

Miércoles tras miércoles nos ponemos las camisetas verdes por aquello de mantener, con un gesto simple, una llamita de protesta... Movemos la información sindical y la de las asambleas y plataformas por algunos tablones de salas de profes... Nos sepulcramos en el face, por que hace menos frío que en la calle,... Y nos miramos de vez en cuando diciéndonos, con o sin palabras, que esto va mal... y que como la cosa siga así va a ir a peor...

Como si ya no lo fuera, pero que peor, para las familias de nuestro alumnado que ha de regresar a sus países de origen por que aquí ya no hay trabajo; para las familias que tienen a todos sus miembros en paro;... o directamente para los compañeros y las compañeras de trabajo que ya tienen dificultades para llegar a fin de mes...

Como con tantas otras cosas la realidad hace tiempo que se coló por la ventana de los centros de enseñanza... y como con tantas otras cosas parece que estamos esperando a que ella misma decida salir por la puerta, cuando lo estime oportuno...

Pero... ¿Qué hacer?... O también (que esta se repite mucho cuando cambiamos el mundo entre clase y clase) ¿Cómo movilizar?... Y ya puestas... ¿Movilizar para hacer qué?

Desde luego, y para empezar, pensar nuevas tácticas y estrategias,... Si algo podemos aprender de las movilizaciones del curso anterior y de experiencias de otros países como la griega es que hay que ampliar el repertorio, no sólo de acciones, sino de formas de estar en el día a día del puesto de trabajo, del barrio, del pueblo,...
Y eso sin descartar la renovación de las viejas maneras de protesta... No sé,... podemos proponer a nuestros CPR la realización de cursos sobre “el sabotaje como una de las bellas artes, justificación filosófica y perspectivas de futuro” o “del adoquín al tirachinas, problemas de física aplicados”.
Pero entre eso... y pensar fórmulas de economía alternativa de andar por casa que nos permitan huir de los efectos más inmediatos de la situación y medio escapar del robo sistemático a que se nos somete (huy, perdón, me refiero a la crisis)... debe caber algo más que también podamos hacer desde ya...

En ese algo más estas líneas proponen la realización de un encierro y huelga de hambre de cinco días por parte al menos de cuatro personas de cada plantilla, en cada centro educativo...

La forma concreta de esa modalidad de protesta puede ir perfilándose poco a poco... Lo que interesa a este teclear es llamar la atención sobre la virtud de una forma de acción que va dirigida, no tanto a la clase política y económica con acceso efectivo al poder, a la que le importa un bledo nuestro presente y nuestro futuro; sino a la conciencia ciudadana (vale... pero decimos lo mismo de las brujas y haberlas, por suerte, hailas) de nuestros compañeros y compañeras, del alumnado, de sus familias, del vecindario,...

Se trata de permanecer de lunes a primera hora a viernes a última (laboral, la tarde ya para nosotras) en el centro de trabajo realizando una huelga de hambre, intentando realizar nuestras tareas profesionales lo mejor posible y, si acaso, dedicando las tardes a alguna actividad dirigida al entorno inmediato, como reuniones con ampas, asociaciones locales,... que faciliten ampliar el eco de la iniciativa: comunicados, solicitud a los ayuntamientos para que se posiciones en ellos plenos, concentraciones de ámbito local,...
Lo de ser un mínimo de cuatro es, sobre todo, por no aburrirse de más...
Y si lo de semejante ayuno suena a muy bruto, puede recurrirse al Sirope de Savia de Arce... Ya sé que eso es más una cura (más que una dieta, que son conceptos distintos) que una huelga de hambre... Pero aún así se puede estudiar...
La cuestión es que se vea esa apuesta decidida por lo público... que sea vea directamente... que nuestros compañeros y compañeras de trabajo tengan que mirarnos el martes, el miércoles, el jueves y el viernes a los ojos... que lo mismo hagan alumnos y alumnas... y sus familias...
Puede valorarse incluso hacerse en dos semanas (rotando, si acaso, las personas).
Y debería culminar con una convocatoria, bien de huelga convencional (no tengo muy claro que sea necesario en ese momento), bien de manifestaciones (esto sí... y si el martes o el miércoles siguiente a semejante esfuerzo la mani es como la última; apagad y vayámonos).

La huelga de hambre es, como otras formas de protesta, sólo un medio; no un fin en sí mismo (salvo quizá para los que parecemos ositos, pero esa es otra). Permitiría alimentar y mantener en las esfera pública una dinámica más amplia de rechazo a las medidas político-económicas con que se nos acribilla. A estas alturas no es poco.

Toca darle forma. Pensarla. Y de paso pensar otras formas de resistencia. Por que es lo que nos toca, resistir.

domingo, 8 de enero de 2012

Asumir el dolor para vislumbrar la felicidad.

Yo sé lo que es estar atado veinticuatro horas a una silla, orinarse encima, aguantar bofetones hasta que las lágrimas cuajan, quemarse las axilas por el roce de la cuerda,

Yo sé lo que es recibir golpes con toallas mojadas en la espalda, en los riñones, en los tobillos,... escuchando una y otra vez “este no va a volver a correr”.

Yo sé lo que es perder el conocimiento sobre un charco de tu propio pis y tu propia sangre, arrinconado, sin protección posible.

También sé lo que es estar encerrado, día tras día, sin más luz que la que permite la ranura de la puerta.

Y al revés, sé lo que es perder la noción del tiempo bajo una intensa y permanente luz blanca.

Y conozco esa otra forma de sufrir que deriva del “si, pero no”: Permiso concedido – permiso denegado. Libertad concedida – libertad denegada.

Por no hablar de cuando la amenaza se cierne sobre terceros... De cuando el dolor se proyecta sobre seres queridos.



Sé, igualmente, lo que es padecer enfermedades incurables, vivir con la amenaza constante de dejar de vivir; calculando el tiempo...

Y lo que es infinitamente peor, sé lo que es ver morir a quien quieres...



Pero, quizá por que ha pasado el tiempo, o a saber por qué, nada de eso se parece a esta tortura. Una tortura para la que no encuentro palabras. Una tortura que sólo es imaginable para quien la ha padecido.



Quizá tenían razón los clásicos cuando afirmaban que el amor entre un mortal y una divinidad es imposible...

Pero, ¡ay!, soy de la extirpe de Prometeo. Descendiente directo de la insolencia. Y me niego a aceptarlo...

Y prefiero el eterno castigo, la permanente tortura, el desgarramiento absoluto,...

Asumir el dolor para vislumbrar la felicidad.

jueves, 5 de enero de 2012

Tengo sed de río ...

Tengo sed de río
y atravieso umbrales de ausencia
desechando otros frutos
de la noche,
negándole al aire mi
secreto,
esperando un nuevo sol que,
con sus labios,
perfile las geometrías de tu sombra.
 

miércoles, 4 de enero de 2012

... esperándote.

Me asomo al valle
con mirada de puerto,
de playa,
de mar océana,...

Huyendo de la ciudad
intento hacerme huerta,
pero me atrapa el asfalto.

Torno entonces
libro inacabado
abierto de par en par
por sus páginas en blanco
... esperándote.

lunes, 2 de enero de 2012

Miro hacia adelante...

Miro hacia adelante
y busco entre los recuerdos
de lo que aún no he vivido.

Me miro al espejo
de reojo y con los párpados entornados,
como a través de persiana veneciana,
intentando definirme por mis deseos.

Regreso una y otra vez
a la caricia,
el abrazo,
el salto con que subes sobre mí,
la risa,
el beso,
la mirada,
la desnudez
de mañana.

Y en dulce metamorfosis
me convierto en paseo,
me convierto en sofá,
me convierto en cama,
me convierto en desayuno,...
...
eliminando el adiós.

domingo, 1 de enero de 2012

¿Cómo convertir una mirada en palabras?

¿Cómo convertir una mirada en palabras?
...
ya...
quizá no sea
ni importante,
ni necesario...

Pero puestos a naufragar
voluntariamente
en un mar profundo y pardo
uno querría aprender
todas las maneras
de no gritar socorro                                 (y ahogarme plácidamente);
todas las maneras
de callar                                                   (y no meter la pata).

Aprender, pues,
para no decir.

Sellar los labios
como para un beso
que haga inútil                                         (por supérflua)
la expresión
'te quiero'.