Fue el largo camino,
el secano y los primeros árboles,
el agua y las curvas,
el cambio incesante de colores,
el cansancio,
la duda
y su inesperada presencia.
Fueron las calles empedradas,
el castillo en lo alto,
la oscura iglesia,
los tendales,
el desordenado crecimiento
y su voz.
Fue la perspectiva,
el recorrido mental,
la planificación,
el caminar por el nacimiento del Cuervo
y su mano,
su letra sobre el plano
y sobre el trozo de papel.
Fue la hoz en la lejanía,
el paseo,
la búsqueda,
la bajada,
el encuentro fortuito,
su perro mojado
y su sonrisa.
Fueron los consejos,
la Fuente de los Tilos,
el paseo botánico,
la humedad,
la sombra
y su recuerdo.
Fue la laguna
y fueron sus ojos.
Fue el sol
y fue su piel.
Fue la marcha
y fue el deseo.
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