sábado, 8 de octubre de 2011

Cuerpo y mente.

Mi cuerpo toca la madrugada
con sobresalto.
Se crece sobre la oscuridad,
contra el camino,
desposeido de tu presencia,
                       tu calor,
                       tu respiración.
Suspira
a pasos lentos
y bucea en una marea humana
                       - pleamar a las ochoquince,
                         bajamar a las dosquince-
que naufraga entre palabras.
Aturdido
espera un tren que no termina
de llegar.
Y finalmente
traquetea
arrastrado por la locomotora,
despedazándose sobre los raíles,
hacia crepúsculos lejanos
y plenilunios de recuerdos.

Mi mente
toca la madrugada,
la ignora,
se gira
y te abraza.

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