Aunque intento estar en paz con la Ortografía
me niego a pactar con la Gramática.
Soy un amante promiscuo de la Lengua
que aspira, no a poseerla,
si no a gozarla libre.
De ahí mis tentativas contra el verbo,
de las que me olvido cuando quiero conjugarme
con un determinado nombre propio.
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