lunes, 6 de agosto de 2012

EL GRITO DE LA LECHUZA.


Mirando al suelo. De la Filosofía a la novela negra.



El pasado 19 de Junio, en el Ateneo Cultural Los Pájaros, tuve el placer de participar en la presentación de la novela Mirando al Suelo, escrita por Fran Bejar (Franki). Un placer fue también leer el libro, recién salido de imprenta y en lucha contra el tiempo... Y no menos lo fue el re-encuentro; por que nuestras biografías nos habían ido llevando por distintos caminos... o por los mismos pero a diferente ritmo.
Mi agradecimiento a Fran, pues, por tan placentera invitación y por la confianza. Agradecimiento que es mayor, si cabe, pues esta intervención me ha permitido retomar viejos temas, volver a eso de la filosofía a mano armada y regresar a los espacios de intervención socio-cultural que, por uno u otro motivo, había ido abandonando...

Y siendo ambos dos personas dedicadas, entre otras cosas, a la filosofía no ha de extrañar a nadie que esta intervención gire precisamente en torno a las diferentes relaciones que pueden establecerse, que existen, entre Filosofía, novela negra, novela policíaca, novela detectivesca, novela enigma, novela criminal,... o como se las quiera denominar.

Y no son pocas, precisamente, las pistas que pueden seguirse para desentrañar esa relación compleja y plural...
Puede empezarse por entender este género literario como una expresión popular, en el sentido sobre todo de 'en clave no académica', de una filosofía de la angustia... y no deja de ser curiosa a este respecto la contemporaneidad de Kierkegaard y Poe.
Del mismo modo cabe decir que refleja la filosofía de la inseguridad que tiene su origen en la Revolución Industrial y el desarrollo de la sociedad capitalista.

Cabe hilar más fino y referirse al hecho de que esta narrativa se caracteriza por ser la suma de dos conceptos en conflicto: Misterio e Investigación. 
Y es precisamente en ese conflicto y en las estrategias de la segunda para desvelar el primero, donde nos encontramos con una terminología bien conocida entre la jerga filosófica: Deducción, sobre todo, pero también inducción, análisis, síntesis,... 
Las sombras de Descartes o Spinoza, se difuminan bajo las de Poe, Conan Doyle, Agatha Christie, Ellery Queen, Dorothy Sayers, John Dickinson Carr o S.S. Van Dine, por citar algunos nombres propios.
El proceso de razonamiento, más que la luz de la razón, atraviesa las entrañas de este género novelesco. O mejor dicho, de parte del mismo. 
Una parte en la que juega un importante papel una de las ramas más conocidas de la Filosofía: La Lógica. 
Lo hace de manera desigual en los distintos momentos históricos del género, pero manteniendo una presencia curiosa. Ayudando a veces más al misterio que a la propia investigación. La lógica es, así, la manera más perfecta de llegar a una conclusión errónea. Y la investigación, la ruptura del paradigma lógico – lineal. Siempre cabe explicación, razonada, eso sí, por imposible que esta pueda parecer.
De otra manera lógica y razonamiento acabarían directamente con el enigma, la ficción, la trama, el retrato de personajes,... reduciéndose a atestado o argumentación jurídica mejor o peor redactados.
Si, como se ha dicho, esto es característico de una parte del género; otras expresiones del mismo se interesan menos por el devenir de la investigación, sus mecanismos, sus avances y retrocesos, los retos que debe afrontar ante cada nuevo incidente... y más por el retrato de los personajes, los espacios en que estos se desenvuelven, la propia intriga, la sorpresa,...
No cabe hablar sin más de novela criminal-psicologicista. Las novelas de Simenon protagonizadas por Maigret, por ejemplo, han sido objeto de un estudio sobre (y perdón por la jerga) el conocimiento por connaturalidad y la conciencia concomitante. Maigret no explica, desentraña.
Exagerando, una corriente ensalza el juego de la razón; otra, el drama de la razón. Exagerando también, y lo que es peor, simplificando de más; una sería la corriente anglosajona y la otra la corriente francesa. Si bien esta distinción salta hecha añicos en cuanto abrimos los ojos a la diversidad del género, incluso sin necesidad de adentrarse mucho en la segunda mitad del siglo XX.
La traducción que la novela negra hace de la mentalidad colectiva, me devuelven al principio de esta parte de mi intervención: La trama como filosofía narrativa, como reflejo de una filosofía de la vida, de una filosofía de la calle... Una especie de cosmovisión de la realidad.
Que además nos sitúan ante elementos propios de ramas como la Filosofía Política, La Filosofía del Derecho o la Ética. Los mecanismos de resolución de conflictos, las esferas de poder, las justicias paralelas y un largo etcétera.

Desde otra perspectiva, pueden establecerse otros nexos, algunos de ellos curiosos, como es la presencia, directa o indirecta, de algunos pensadores en la trama o en el fondo de algunas novelas.
Sirvan de ejemplo Kant en “Crítica de la Razón Criminal”, de Michael Gregorio; Freud en “La interpretación del asesinato”, de Jed Rubenfeld; Nietzsche en “Muerte de un escritor”, de Michael Collins; Marx en “Marx y Sherlock Holmes”, de A Lecaye; Platón entre otros en “La cueva de las ideas”, de José Carlos Somoza; o Sócrates, también entre otros, en “Las dos muertes de Sócrates”, de Ignacio García Valiño.
Cabe reseñar también la presencia de la filosofía en general, como en “El club filosófico de los domingos”, de Alexander McCall Smith; “Una investigación filosófica”, de Philip Kerr o “Filosofía a mano armada”, de Tibor Fisher.
Una tercera expresión de estas peculiares relaciones entre Novela Criminal y Filosofía es la de los filósofos que también se han dedicado a escribirlas. Es el caso de S.S. Van Dine y las novelas protagonizadas por Philo Vance. O en caso hispano, el de Fernando Savater o incluso Ferrater Mora, conocido por su famoso diccionario enciclopédico, menos conocido por ser autor de títulos como “El juego de la verdad”.
Finalmente hay que recordar que esta rama de la literatura ha sido objeto de estudio filosófico. Gramsci o Kracauer, por citar dos clásicos, dedicaron algunas de sus páginas a ella.

“Mirando al Suelo”, la novela de Francisco (Franki) Béjar Galera, entra en esta categoría. Pero también en otra, escasamente frecuentada, hasta el punto de que estamos ante algo novedoso, por que más allá de la presencia ocasional de la filosofía en una trama, en este caso estamos ante trazos de filosofía en una novela negra procedentes fundamentalmente de la traslación del lenguaje filosófico a la misma (sirva de ejemplo la referencia a las tareas de limpieza de un piso como transformación ontológica de ese lugar) y ello sin menoscabo de la agilidad y claridad de una novela salpicada también por el humor; afiladas descripciones y diálogos; tórridas raciones de sensualidad y sexo; y un constante guiño a la realidad que nos rodea.
Todo ello con un fondo y una forma que beben de mismísimo Vázquez Montalban, de un lado, y del Maki Navaja creado por IVÁ y que pasara por las páginas de El Jueves. Un personaje este que planteaba, después de pegarle unos tiros a un policía torturador, que en un mundo podrido y si ética a la gente con principios sólo nos queda la estética.
Pero este libro es sobre todo un retrato de la Murcia de hoy, con sus desigualdades, sus injusticias, sus corrupciones,... El mundo de la droga que se dibuja en estas páginas está aquí al lado, el de la explotación tres pasos más allá, el de los abusos de poder rodeándolo todo,.. Los ajustes de cuentas, la prostitución,.. el enriquecimiento de unos pocos a consta de muchos,... no son cosas que sucedan en el otro lado del mundo,... sino aquí mismo...
Y probablemente la novela de Franki llegue allí donde la Filosofía no llega... por mucho que desde hace tiempo sepamos que no sólo debemos dedicarnos a explicar el mundo sino a transformarlo, sin olvidar que en parte también hemos contribuido a conformarlo como es.


Mirando al Suelo.
Francisco Béjar Galera.
Malamente, Murcia, 2012.

1 comentario:

ciudad de letras dijo...

Me gustó mucho este artículo. Muy ilustrativo y puntual en lo referente a las conexiones que establece entre la filosofía y este sub género narrativo. En lo personal siempre me ha interesado tanto el pensamiento de Soren Kierkegaard como el hilo argumental de Poe, y este artículo me confirma algunas expectativas que me venía planteando al respecto.