miércoles, 5 de mayo de 2010

Barquitos de papel.

Si me esfuerzo
(un poco, o mucho, depende)
y me pongo a recordar
con la cabeza
y los dedos
delante de un papel...
resulta que sé hacer,
ranas que saltan torcidas,
palomas quietas como como con miedo a la paz,
incluso pavos reales daltónicos,
además de (a ver... 2+2...) cinco tipos de avión.
Pero siempre, o casi,
hago barquitos de papel.
Sobre todo con papeles pequeños.
El billete de autobús,
el tique de la compra,
el de la gasolinera...
Cuando son pequeños
los hago
con una sola mano:
La izquierda.
Pero da lo mismo,
sea cual sea su tamaño,
pequeño y suave como el papel de fumar,
grande y áspero como el periódico de Napoleón,
en el agua
-¿como en la vida misma?-
flotan
para luego hundirse...
Por eso,
después de tanto naufragio,
los guardo
en el bolsillo del chaleco,
donde el reloj...
Para ahogarnos siempre estamos a tiempo.

No hay comentarios: