Sin título.
Es como si el ruido
hubiera hecho las maletas
y se hubiera ido lejos.
No es verdad.
Está ahí.
Rodeándome.
Sin necesidad de agazaparse.
Al acecho.
Esperando.
Pero de momento es
como si no estuviera,
como si nunca hubiese estado,
como si nunca fuera a volver a estar.
Oigo perfectamente
el desordenado latido
de nuestros corazones.
Oigo
también
el sonido de la ansiedad.
Adivino
incluso
el eco
de los pasos
aún no dados.
Y esbozo
una sonrisa.
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