En buenas manos.
Habrán de perdonarme
mi internista,
mi cardióloga,
mi oncóloga,
mi urólogo
e incluso mi dentista...
Por que no es la hipertensión,
ni las catecolaminas juguetonas,
ni los marcadores de todo tipo,
ni los asteriscos en las analíticas,...
No es que le haya dado permiso a mi corazón
para salir fuera de mí...
Pero no me importa su insolencia...
Sé que está en buenas manos.
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