viernes, 24 de abril de 2020

Infancia


Yo soy la infancia
sin infancia,
la niñez sin territorio,
siempre la habitación
otra,
las paredes en blanco,
los libros y juguetes
en cajas,
la lengua extraña,
el sol distinto,
el nuevo camino
hacia el colegio nuevo.

Soy el hola y el adiós,
la cara pegada
a la ventanilla de coche,
los ojos llorosos
y los ojos abiertos,
la queja y la boca
quieta,
el corazón impotente.

Pero también soy
la infancia de la infancia.
La de la mano enorme
en torno a mis mano chica,
la de la foto tierna y ridícula
sobre la cama en blanco y
negro,
la de la torpeza de los pasos,
la de las heridas en todas
las aristas imaginables
del cuerpo.

La infancia del mundo visto
a hombros,
de la arena que
quema y de la crema
en la nariz,
del pan tumaca y el ongi etorri,
de las calles
de todos los colores 
grises,
de todos los colores 
blancos,
de todos los colores 
luz,
de todos los colores 
lluvia,
de todos los colores 
día,
de todos los colores 
noche.

La infancia del llanto nuevo
y del llanto viejo,
del susurrro en la ausencia
aún presente,
de la risa y el
soplido que vuela sueños
en velas sin barco,
de la portería inmensa,
la canasta lejana,
la maratón en una callejuela
sin salida.

La infancia del tiempo antes
del tiempo.



En mí sobrevive un niño
sin más patria que el
afecto.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poema precioso, lleno de imágenes evocadoras. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Me encanta.