miércoles, 11 de enero de 2012

Por lo público. Contra los recortes. Huelga de Hambre.


Una idea a estudiar (para aplicar).


No, no es un efecto de la resaca navideña; sino el fruto de conversaciones deshilvanadas aquí o allí, sea la rueda con que vamos y venimos de Calasparra, la guardia de recreo, una mani de otra cosa, o el final desordenado de una asamblea callejera,...

Tenemos un problema de movilización... como si lo que ya está aquí y lo que se nos viene encima no fuera lo suficientemente gordo como para obligarnos a preguntarnos, e intentar responder, a aquella vieja pregunta: ¿Qué hacer?

Miércoles tras miércoles nos ponemos las camisetas verdes por aquello de mantener, con un gesto simple, una llamita de protesta... Movemos la información sindical y la de las asambleas y plataformas por algunos tablones de salas de profes... Nos sepulcramos en el face, por que hace menos frío que en la calle,... Y nos miramos de vez en cuando diciéndonos, con o sin palabras, que esto va mal... y que como la cosa siga así va a ir a peor...

Como si ya no lo fuera, pero que peor, para las familias de nuestro alumnado que ha de regresar a sus países de origen por que aquí ya no hay trabajo; para las familias que tienen a todos sus miembros en paro;... o directamente para los compañeros y las compañeras de trabajo que ya tienen dificultades para llegar a fin de mes...

Como con tantas otras cosas la realidad hace tiempo que se coló por la ventana de los centros de enseñanza... y como con tantas otras cosas parece que estamos esperando a que ella misma decida salir por la puerta, cuando lo estime oportuno...

Pero... ¿Qué hacer?... O también (que esta se repite mucho cuando cambiamos el mundo entre clase y clase) ¿Cómo movilizar?... Y ya puestas... ¿Movilizar para hacer qué?

Desde luego, y para empezar, pensar nuevas tácticas y estrategias,... Si algo podemos aprender de las movilizaciones del curso anterior y de experiencias de otros países como la griega es que hay que ampliar el repertorio, no sólo de acciones, sino de formas de estar en el día a día del puesto de trabajo, del barrio, del pueblo,...
Y eso sin descartar la renovación de las viejas maneras de protesta... No sé,... podemos proponer a nuestros CPR la realización de cursos sobre “el sabotaje como una de las bellas artes, justificación filosófica y perspectivas de futuro” o “del adoquín al tirachinas, problemas de física aplicados”.
Pero entre eso... y pensar fórmulas de economía alternativa de andar por casa que nos permitan huir de los efectos más inmediatos de la situación y medio escapar del robo sistemático a que se nos somete (huy, perdón, me refiero a la crisis)... debe caber algo más que también podamos hacer desde ya...

En ese algo más estas líneas proponen la realización de un encierro y huelga de hambre de cinco días por parte al menos de cuatro personas de cada plantilla, en cada centro educativo...

La forma concreta de esa modalidad de protesta puede ir perfilándose poco a poco... Lo que interesa a este teclear es llamar la atención sobre la virtud de una forma de acción que va dirigida, no tanto a la clase política y económica con acceso efectivo al poder, a la que le importa un bledo nuestro presente y nuestro futuro; sino a la conciencia ciudadana (vale... pero decimos lo mismo de las brujas y haberlas, por suerte, hailas) de nuestros compañeros y compañeras, del alumnado, de sus familias, del vecindario,...

Se trata de permanecer de lunes a primera hora a viernes a última (laboral, la tarde ya para nosotras) en el centro de trabajo realizando una huelga de hambre, intentando realizar nuestras tareas profesionales lo mejor posible y, si acaso, dedicando las tardes a alguna actividad dirigida al entorno inmediato, como reuniones con ampas, asociaciones locales,... que faciliten ampliar el eco de la iniciativa: comunicados, solicitud a los ayuntamientos para que se posiciones en ellos plenos, concentraciones de ámbito local,...
Lo de ser un mínimo de cuatro es, sobre todo, por no aburrirse de más...
Y si lo de semejante ayuno suena a muy bruto, puede recurrirse al Sirope de Savia de Arce... Ya sé que eso es más una cura (más que una dieta, que son conceptos distintos) que una huelga de hambre... Pero aún así se puede estudiar...
La cuestión es que se vea esa apuesta decidida por lo público... que sea vea directamente... que nuestros compañeros y compañeras de trabajo tengan que mirarnos el martes, el miércoles, el jueves y el viernes a los ojos... que lo mismo hagan alumnos y alumnas... y sus familias...
Puede valorarse incluso hacerse en dos semanas (rotando, si acaso, las personas).
Y debería culminar con una convocatoria, bien de huelga convencional (no tengo muy claro que sea necesario en ese momento), bien de manifestaciones (esto sí... y si el martes o el miércoles siguiente a semejante esfuerzo la mani es como la última; apagad y vayámonos).

La huelga de hambre es, como otras formas de protesta, sólo un medio; no un fin en sí mismo (salvo quizá para los que parecemos ositos, pero esa es otra). Permitiría alimentar y mantener en las esfera pública una dinámica más amplia de rechazo a las medidas político-económicas con que se nos acribilla. A estas alturas no es poco.

Toca darle forma. Pensarla. Y de paso pensar otras formas de resistencia. Por que es lo que nos toca, resistir.

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