Rayando cierta esquizofrenia,
me empeño en ordenar mis pérdidas
allí donde parecen confluir
pasado, presente y futuro;
como si pudiera restituir
o reconfigurar
lo perdido,
a fuerza de recordarlo
o pensarlo.
Hago presentes las ausencias
en un irónico extrañamiento de mi mismo,
aspirando a cierta elegancia
crepuscular,
dentro de una esfera de cristal.
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