Me miro en el espejo
que conforma a veces el horizonte
y otras veces la pared,
y me veo como un gladiador o un samurai
de quinta fila
rodilla al suelo,
dejando la espada un momento
a un lado,
cogiendo un puñado de arena,
pensando en las estrellas,
en una estrella,
diciéndome a mí mismo
"puedes seguir"...
Pero todos los gladiadores
y todos los samurais,
sobre todo los de quinta fila,
mueren.
Que vivir se reduzca a tener la determinación de morir
no hace la vida más llevadera.
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